Hay sitios que nada más entrar los hacemos nuestros. Y este es el caso del restaurante de Luca de Mari, un pequeño, genuino y bonito restaurante de cocina italo-americana que sorprende por su frescura y por su calidez, y por su toque canalla años 20.
Se ve, se siente y sobre todo se paladea que Luca y su equipo saben lo que se traen entre manos. El repertorio gastronómico de Jack Percoca es diferente y variado, y no deja espacio a las equivocaciones porque todo está rico. Hay que probar la bruschetta o los magníficos Smoking bullets, que son unos delicados rigatonis rellenos servidos con un dipping de mayonesa, ideales para abrir el apetito. Riquísimas las pizzas, atención a la Extravaganza con trufa, setas salvajes y jamón cocido, y sensacionales las pastas, al dente y en su punto justo de cocción, entre las que destacan la Nonna's secret y la Truffle maccaroni & cheese. Pero si hay un plato de su carta que llama la atención es la Spaghetti Burger con carne de waygu, pan de spaghetti y la salsa oscura Jack Percoca, con un suave matiz amargo que combina de manera perfecta con el resto de ingredientes. Y para terminar hay que probar su Margherita cheessecake, que se sirve con una deliciosa mermelada de tomate o el cremoso tiramisú.
Y sí, Jack Percoca, es un restaurante italiano, pero no nos confundamos, un italiano que interpreta la gastronomía tradicional alpina con corazón y alma neoyorkina auténtica y muy interesante, como cautivadores son también sus cocktails y la curiosa y preciosa “Goodfellas Room” de la planta de abajo que se alquila para celebraciones o lo que cada uno estime oportuno.