Ferreiro es de lejos una de las mejores embajadas gastronómicas que tiene Asturias en la capital. El amplio y elegante restaurante –zona de barra, sala en la planta de la calle, otra en su primera planta y un primoroso reservado en la planta baja– gestionado por los hermanos Manuel y Ernesto Feito sobresale por el excelente tratamiento de la materia prima estacional que se traduce en platos de alta cocina asturiana.
Impecables los platos de cuchara: verdinas con bogavante, las fabes con almejas de carril, la fabada con compango o las patatas guisadas con langostinos y carabineros. Ojo también a sus arroces: el caldoso con bogavante, rape y almejas de carril o el meloso con pitu caleya y verduritas. Atención especial a sus fresquísimos pescados del Cantábrico: el cogote de merluza asado a la parrilla, la lubina a la sal o el pixín a la parrila. Los amantes de las carnes también encontrarán aquí buenos argumentos para repetir visita: chuletón o entrecotte de buey a la parrilla. Su arroz con leche es una obra maestra y conviene estar muy atentos a las sugerencias del día.