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Seguro que tienes a alguna amiga o amigo que se ha mudado recientemente al otro lado del río. Y es que calle el barrio Marqués de Vadillo cada vez atrae a más gente, ya sea para vivir o para salir a tomar algo. En la calle Antonio López, una de las arterias del barrio, se encuentra esta marisquería que bien merece cruzar el Manzanares. El Melgar lleva desde 1973 siendo uno de los mejores sitios en la capital donde probar la mejor cocina gallega. Además de sus buenísimas croquetas de carabineros, sus calamares a la romana o sus zamburiñas (se te va la cabeza), la carta cuenta con tres tipos de arroces –meloso, negro y caldoso– que están a cada cual mejor. Y después, nada mejor para bajar la comida como echarse una siestecita en Madrid Río.
Si os apetece ir a comeros un rico arroz en un contexto que mezcle tradición y modernidad, y en pleno centro, en Taste Gallery lo tendréis todo. Situado en la Plaza San Miguel, a unos metros del famoso mercado del mismo nombre, aquí el cuidado por los detalles se palpa desde que se cruza el umbral de la puerta. Su carta, basada en productos de calidad y en la comida de toda la vida con una vueltita de tuerca, contiene propuestas como el tataky de atún rojo, steak tartar, croquetas o carpaccios, y cómo no formando parte de esta lista, dos estupendas paellas entre las que elegir: la valenciana y la de mariscos. Todo para chuparse los dedos.
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¿Querías arroz? Pues toma arroz. En este local muy cerca del metro Pio XII, la temática gira en torno a este grano de cereal. Arroz al horno, arroz a banda, al senyoret, paella… Y es que no hace falta cogerse el AVE a Valencia para degustar algunos de los mejores arroces capitalinos. Expertos en la materia, llevan casi 50 años preparando su plato estrella, con el que se han ganado a pulso ser todo un referente de la cocina levantina en Madrid.
Mientras esperas al arroz, lo mejor es que pidáis para compartir su ya famosa ensaladilla o una ración de gambas rojas, tan típicas de la zona del mediterráneo. Un festival.
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En Las Rozas encontramos este restaurante que tiene como premisa disfrutar con los nuestros de los grandes momentos gastro. Tanto es así, que sus propietarios, Joaquín y Raúl, cuentan con todas las dotes necesarias para hacerte sentir como en casa desde el minuto cero. Entre las muchas especialidades Mi hermano y yo están las gambas al ajillo, los chipirones y los torreznos, pero no nos salgamos del guion: aquí lo que de verdad lo peta es el arroz caldoso con bogavante. Lo bueno, además, es que si tienes el día perezoso y no te apetece moverte de casa, te lo traen hasta la puerta. ¿Qué más quieres?
