Buñuelos de bacalao con alioli, tempura de verduras con mahonesa de lima y chile, pulpo rustido y ahumado con patata mortero y pimentón, bun de rabo de ternera, aguacate, mole y aromas, coca de roast beef, muselina de chile y crudités, pate de perdiz y foie de pato con gelée de vermouth, molleja de ternera sobre manitas de cerdo y curry rojo, gamo asado, setas, castañas y membrillo, albóndigas de ciervo en salsa pepitoria, carrillera de ternera en guiso tradicional, puré de patata y celeri….
Estas son algunas de las delicias que el joven chef Saúl Sanz elabora cada día en este maravilloso, sencillo, pequeño y coqueto restaurante –barra y comedor abajo y salón en la planta de arriba– del barrio de Salamanca. Una dirección que, bien lo saben los buenos gastrónomos, se ha ganado un merecidísimo renombre por lo mucho y bien que Sanz honra la cocina estacional y de mercado, con una reconocida fama por su mano con la caza y las setas, aunque habría que empezar a reconocerle su maestría cuando suben las temperaturas y llegan los pescados azules, como el atún rojo. Además su menú diario es uno de los mejores de la zona. Una joya a descubrir.